Mi primer libro, del verano
Aprovechando el estío, me ha venido otra vez una alegria lectora, que tengo que aprovechar. Entre los pendientes hay unos cuantos, ya que mi estimulo de comprador compulsivo supera con creces al de lector, tengo unos diez libros sin estrenar, se encontraba Windows of the World de Frédéric Beigbeder, Anagrama. El libro se centra en los últimos minutos, antes del impacto del primer avión, de ésa mañana fatidica, en el restaurante de la torre norte del World Trade Center, en New York. Lo compré en el 2006, no lo había empezado por pereza, principalmente, pero pienso que tambien por un querer dejar pasar el tiempo, para poder volver la vista atrás.
Bueno pues eso que lo empezé el sábado, en un idilico paraje. Playa, silla bajita, las olas rompiendo en mis tobillos, sol, solecito calientame un poquito… Bueno pero también, niños salpicando, sol aprentando, ordenes a babor y estribor, grasa, sobre todo grasa desplazandose, playa a sotavento y barlovento. Opté por hacer una retirada estratégica hacía terrenos menos humedos, estableciendome en la sombrilla, pero peor. A mi izquierda una familia repartiendo comida, el Jhonatan que no come y la Yeni que está en el agua sin manguitos, a mi derecha un sorollo, sacudiendo la toalla, en mi cara. El único consuelo me venía dado por una impresionante visión, a éstas alturas de verano, de un top less, que se me volcaba encima y no me dejaba pasar las páginas del libro. Una de las veces tuve que apartar la cabeza, porque al estilo de una buena vaquilla, trataba de cornearme con el pezón izquierdo y claro yo es que por ése pezón no toreo bien.
Con esas mimbres, empece el libro, quiero un premio a la paciencia lectora. Bueno que me lo den cuando lo termine, pues al llegar a la media primera página, que es mucho, lo dejé. Lo dejé temporalmente, quiero decir, que ya trataré de rescatarlo ésta semana. Y claro me centré en mi segunda-primera gran afición, la de voyeur, soy un mirón. Busco, rebusco, me centro en algo que esté pasando y doy al Rec. De todo lo grabado, voy salvando episodios, que van bordando el manto de mis sueños. ¡Joder! no vuelvan a leer lo anterior que me van a tomar por gilipolla. Seguro que es una frase que habré leido en algún sitio y se me a caido de las estanterias mentales, que verguenza. Buena a lo que iba, que el espectáculo de los pezones erizados no me dejó subir al restaurante de las Torres Gemelas, que en paz descansen. Que por primera vez en muchos años tengo los hombros quemados por el sol, que ya es dificil que me pase.
Creo que el verano dará para mucha grabación…
Besos.
Y qué me dice vos de los sugerentes glúteos que exhiben descuidadamente (o no) las hembras coquineras. Bendito hobby, proclamo. A ese bivalvo deberíamosle hacer un merecido monumento.
Es un lujo leerte 5 cada vez lo haces mejor, muchos besos chulo.