Las hadas
¡Ups!, al tercer intento lo conseguí. Había estado practicando el salto, mentalmente, durante un rato. Todo sucedio después de aquella feliz mañana.
Andaba despistado con mis cosas, arriba y abajo, rondandome la cabeza. No podía con todo. En cuanto conseguía ordenar algo, se desordenaba. Que aseveraba alguna idea feliz, se me rebatía, e instantaneamente se colaba por la cloaca. Ora feliz, ora disgustao.
Digo que iba caminando, calle abajo y me encontré con una bella princesa. Si, iba vestida de princesa, yo fuí el único que no mostró extrañeza al verla, y creo que por ésa razón se fijó en mi. Yo llevaba la camisa por fuera y eso me incomodó, de alguna forma. Se debió dar cuenta, por que atizve una leve sonrisa, en la fresa comisura labial. Erojecí, para luego acercarme a ella. De tul hasta la cintura y raso rosa. ¡Guapa!, pensé.
Fue entonces cuando me lo propuso, dijo si quería terminar con mis discusiones interiores. Que haría desaparecer todos mis miedos. Que solventaría para siempre, cualquier problema que huviera contraido. Sólo pude articular media palabra, de conformidad, cuando me estampó un beso. Pero era un beso distinto, sabia a mar, a luna, a fresas frescas, a tantas cosas, que por mas que quise, no pude reprimir un leve quejido de placer.
Luego, ya lo ven más arriba (en la foto), me convirtió en lo que actualmente soy, un cerdo saltarin. Feliz, sin ataduras, sin responsabilidades y tremendamente juguetón.
No lo olviden, las hadas existen, vayan vestidas de princesas, de hadas o de lo que sea…
Besos.
Jajajajajaja, ¡ay cómo tenemos la azotea. niño! jajajajajaja.
Me pone de buen humos leerte.
Un beso.
Joder, me lo derrumbas todo, yo que me habia hecho a la idea de que todo era un cuento. Ahora tendré que empezar de nuevo
Saludos