Un bonito dia bajo el agua

Estuve toda la mañana nadando por aquella playa. Iba y venia, habia quedado con una chica, pero no llegaba. Decidí sumergirme antes de la ensenada, a una profundidad de unos cuarenta metros. A unos 8º, estaba el agua, ni frio ni calor, para que quejarse. Luego ascendí hasta profundidad cero, mas calentita. Fue entonces cuando los detecté, creo que me dijeron que mis aparatos de detección se llaman ampollas de lorencini, al cual no tengo el gusto de haber conocido. Pero me son muy útiles, veo las cosas, perdón, siento las cosas antes y luego las veo. Las vibraciones me venian en la dirección para la cual nadaba, entonces poco esfuerzo iba a tener que hacer, voy a echar un vistazo, me dije.

Digo que los olí, detecté y no pude por mas que sonreir, al verlos tan tiernos, de espaldas a mi, sonriendo a su vez a otro tontito, situado mas lejos, que mostraba una cara de espanto (nunca lo entenderé). Olian a comida, incluso uno el de mi izquierda, diria que sangraba levemente.

Pero me fije en el que estaba mas lejos, que no paraba de hacer gestos y tenia un rictus de muerte. Suavemente me deslicé entre los dos, apartandolos, con mis aletas y abri mi bocota, para probar al tercero que nadaba hacia la superficie. Reconozco que al morder, perdí uno o dos dientes, mira que a mi edad voy justo, pero bueno. Sabia a pajaro viejo y excrementos.

Decidí soltar el bocado y me di media vuelta, lo que vi me dejó perplejo. Uno se había puesto a nadar hacia el fondo, sin control y el otro sin el chupete en la boca, gritaba y gritaba. Me acerque a él delicadamente y cuando estaba a tan solo unos centimetros, le guiñe un ojo y me fui…

Besos.

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