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VY 8005, experiencia de un cateto.

octubre 16, 2008

Suelo viajar poco en avión, hago un par de vuelos al año, cuando mi empresa me convoca a maitines, nunca mejor apuntado, pues salí de valverde a las cuatro de la mañana, para volar desde SVQ (Sevilla, en argot técnico), a las siete menos cinco. Vuelo de ida, perfecto, flat en su sitio, diría que incluso un pelín mas sacados de la cuenta, por si acaso supongo.

Mido uno ochenta y dos (sin calzado), asi que me pregunto y me acuerdo a la vez de algún prenda, que me saca unos dedos, cómo terminaran con las rodillas, clavaditas al asiento de delante, menos mal que ahora ya nos las llevamos llenas de postillas, como cuando jugabamos en la era. Yo cuando me pongo de pie, es como si volviera a salir del útero materno, todas las articulaciones se quejan y yo les digo que qué quieren, que se lo digan a la compañia.

Cuando volaba de regreso, VLC to SVQ (Valencia, Sevilla, otra vez en lenguaje técnico, ¡merçy luz de Juan!), me ocurrió algo que, justo después me dije; «niño, ésto para la pizarra». Veníamos treinta y ocho criaturas, sobre una capacidad de ciento ochenta, al menos éso me dijeron. Me otorgaron el último asiento, como siempre, hasta ahí nada diferente. Desde mi ventana y antes de despegar, otra vez observé el angúlo de ataque de los flat, todo correcto. Tenía estudiado una ruta de escape, si llego a ver que los dichosos alerones no se desplegan, éste que les escribe, pasa por encima del sobrecargo, y habilmente se agarra a la palanca color naranja de la puerta trasera izquierda, para abrirla y saltar cual spiderman a la pista y me hubiera dado igual la altura.

Pero no, todo fue como la seda, como el resto de las veces. Vuelo corto, que se me hizo. Cuando el piloto advirtió que nos quedaban unos veinte minutos para aterrizar, los cinturones abrochados, miré por la ventana y observé lo que creo que era Córdoba. Para luego mirar a la fila de asientos de mi izquierda y ver una tremenda revista de moda, que alguién, pensé, seguro habia dejado olvidada en el vuelo anterior. Me estiré todo lo que pude y la capturé, para la causa. Mi sorpresa fué que cuando aterrizamos, e iba avanzando por el pasillo había mas revistas olvidadas, de económia (como está ahora la cosa mejor estar informados, me dije). Otra de golf (leches que suerte), otra de decoración (¡sembrado que estoy!). El total, que tenía el brazo cargado de revistas, y me iba aproximando a la salida, observé que seguía habiendo mas revistas olvidadas en los asientos delanteros y que ¡o, extraña coincidencia!, eran las mismas que había recopilado, unos asientos atrás.

Mi sorpresa y comprensión, tardía, vino dada cuando, la azafata y el sobrecargo que amablemente me esperaban al final del pasillo, me sonrieron y en vez de decir (que lo que hacen siempre); «graaaacias», entonaron al unisono y de una manera sorda (para que no lo oyera el resto del personal, educados ellos) «¡caaaaateeeetoooo!»

Besos.

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6 comentarios leave one →
  1. octubre 16, 2008 10:22 am

    jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaj…….
    como la A. P… en las bodas, que se traia los restos para su perro y eran bandejas enteras las que echaba en el bolso

  2. octubre 16, 2008 1:27 pm

    Genial la entrada 5.

    Mira que VY con esa compañía. Las siglas de Valencia son VLC. Por cierto Valverde tiene sus siglas también VDE, lo gracioso que es cuando hay un billete a Valverde, claro que está en Canarias.

    Bajo mi cateta consideración, cateta es la persona que no hace algo por complejo catetil.

    «Ande yo caliente y riase la gente»

  3. Zapat permalink
    octubre 17, 2008 9:20 am

    Jajajajaja, es que te estoy viendo, jajajaja. ¡Anda con Dios Semana Santa!

  4. octubre 17, 2008 10:08 am

    Y digo yo ¿para qué querías tú tanta revista? seguro que las tienes muertas de risa en tu casa y ya mismo te las hacen tirar al contenedor de reciclaje… jejeje.

  5. Almanzurbillah permalink
    octubre 17, 2008 1:25 pm

    … si resides en Valverde, mides uno ochenta y te flipa hacer acopio de revistas… sé donde vives y apuesto que ya no te gustan las anchoas.

  6. 5nocimiento permalink*
    octubre 17, 2008 9:19 pm

    Estimado Almanzurbillah, apodado el negro, hijo de un gran bisir, del Oasis de la cuarta luna del oeste. Las anchoas me traen loco, lo que no encuentro es el camino a tu morada, pues la última luna llena me dejó ciego…

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