Diario de a bordo I

Paseaba por una acera (que ya es difícil en nuestro terruño) cuando escuché una frase que me hizo recordar otra, me explico – josemari te he dicho que las cáscaras de las mondarinas no se las comen las gallinas -, a raíz de ésa tremenda aseveración recordé que mi psiquiatra me había prescrito contra mi cada vez mayor deriva mental ir escribiendo todo lo que me ocurriera o se me ocurriera, justo de esa magnifica receta nació éste tremendo blog que tengo descuidado. Para lo cual he decidido empezar un diario con todas las frases o sucesos que me hayan-vayan, ocurrido u ocurriendo (tremendo gerundio proclamo) en lo que mi maltratada memoria sea capaz de retener. 

–         Tiene migas que no nos dejen nadar en la piscina cubierta con manguitos, salí gritando airado en tono jocoso del tremendo edificio hormigonado, cuando al llegar a la altura de un grupo de madres modelo brazos cruzados en la cola del pan me espeta una, anda niño a nadar con manguitos al calabazá…

–         Voy pisando con mi coche todas las cacas de perro que me encuentro por la calle, en algunas ocasiones he llegado a realizar excursiones nocturnas por calles por las cuales no tenía que pasar, pero que sabía que a ésa hora y puntualmente, me habían dejado los canes sus excrementos para que mi oronda rueda los aplaste.

–         Un, dos, tres pollito inglés, aún resuena en mi cabeza cada vez que paso por la santísima trinidad.

–         Los calcetines hay que lavarlos desparejados para confundir  a la lavadora y que no se los coma.

–         En la mañana de hoy he tendido veintinueve bragas, de ello colegio que en mi hogar estoy numerosamente superado por el sexo femenino.

–         Inaugurando otro agujero del cinturón llego a la tremenda conclusión de que estoy alcanzando la denominación de origen zollo.

–         Alguna que otra vez aún me pregunto como pude de rapaz comerme más de medio lebrillo de bollitas y tan sólo quedarme en una tremenda indigestión.

–         Las aldefillas estaban antes muy lejos, así como los riscos segundos detrás del cuartel eran el Everest y Annapurna juntos, ahora están ambos reducidos por mi nueva y crecida perspectiva.

–         Resaltar en esta mi Moleskine que la santa casa de Roma advierte del peligro laico que conlleva adherirse a Halloween costumbre del demonio donde las haya, buscare algún comprador para mi disfraz de Drácula pienso alicaído.

–         El delicioso olor de las gomas de borrar marca Milán me es devuelto por la actividad escolar de mis hijas y me remonta a mañanas de risas y tardes de café tostadas y deberes.

–        Andaba buceando entre roscos de vino, nueces azucaradas, turrones de miel y mantecados de una navidad temprana cuando aquella horrorosa cantinela me subio a la superficie…mercadooona, mercadonaaa!!

 

Besos.

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